Que nunca nos falte

Si bien en la selva, la cuestión es sobrevivir, siempre hay una Alejandra, que puede ser mi mamá o la tuya, que no acepta el límite, y abre su corazón para que otros entiendan el por qué de la ronda.

Despertar y no saber hasta cuándo, despertarse y no saber para qué. Que alguien venga  y te despierte. Que se termine. Comer lo que a otros le sobran, aunque esté vencido. Eso, o no poder dormir del dolor de panza.

Cuando sos chico y no comes, te acostumbras. Vas a la plaza para que pase el día, para que tal vez, venga uno mejor. Jugas a que comes. Te imaginas que no es hambre, que son espíritus que te hacen cosquillas. Te paras en la vidrieras de los cafés a mirar como comen. Pedís en las panaderías las facturas de ayer. Juntas cartones. Esperas que tu mamá se encargue. O eso por lo menos pasaba antes. 

Hay gente (apartidaria, incondicional) que se saca el uniforme y levanta cajas en pasamanos, a la vista de inocentes descalzos, que no conocen la historia del capitán pegamento, y sonríen con dientes led, a la espera de lo que llega.

¿Sabes qué esperan? esperan saber como se van a sentir al jugar, al correr, al irse a dormir, sin hambre. 

Existe una villa en San Fernando, gente que necesita nuestra ayuda. Puede ser ropa, comida, voluntarios para mano de obra. Profesores de mùsica y arte en un tiempo, para explotar la imaginaciòn de los doscientos. Gente que se acerque a conocerlos. Un centro de salud nuevo, y gente que atienda. 

Alejandra y Memo son los hèroes que cocinan para  casi 200 chicos, que esperan su plato de comida en fila. No tienen intereses polìticos. Solo quieren que no pasen lo mismo que ellos. 

Lo importante de todo esto no son los auspiciantes, ni las fotos con, ni la visita fugaz de ninguna estrella, sino que hay gente que quiere ayudar. Y eso cuando es con el corazòn, se mantiene vibrante en la constancia.

Consiguieron materiales para cerrar el comedor, pero faltan voluntarios porque es muy dificil pagar la mano de obra. Los dìas de lluvia, la mayorìa de los chicos no comen. Por eso es tan urgente que esté construido.  

El futuro está sostenido de recuerdos. Buenos y malos. Y si tenemos suerte algo aprendemos de ellos. Y con eso vivimos. Y lo vamos transformando en otros recuerdos, que con o sin la suerte, existen, y nos hacen dar o no, la mano en la ronda.

El único recurso natural interminable que tenemos, es la mente de nuestros pibes. No dejemos que se pudra por trastornos de desarrollo  debido a  una mala alimentación. 

Necesitamos manos que estén limpias, para que en el medio del círculo, quede protegida toda la gente que no llegamos a ayudar, porque está lejos. Entonces lejos, un día, va a ser un lugar más cerca, o de la mano. Y no se trata de las utopías ridículas de fin de año. Esto es en serio. ¿Querés ayudar a QUE NUNCA NOS FALTE? 

 

 

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